martes, 11 de marzo de 2008

EL CEMENTERIO DE SAN JOSÉ, CÁDIZ

En el año 1.787 se aprueba un decreto real por parte de Carlos III que prohibe de forma tajante los enterramientos en zonas urbanas e Iglesias, por consiguiente en el año 1.800 se comienza a construir fuera de las murallas de Cádiz el cementerio San José, siendo el arquitecto encargado del proyecto Don Torcuato José Benjumeda.
Ese mismo año, concretamente en Agosto, la capital gaditana sufre una epidemia de fiebre amarilla que precipita la inauguración del cem
enterio.
En el año 1.900 se amplia el recinto por falta de capacidad y en 1.947 Cádiz sufre una de sus historias más negras cuando un polvorín con armamento antisubamarino explota en extrañas circunstancias y mata a 152 persona e hiere a más de 5.000. Todos los muertos fueron enterrados en la parte nueva del cementerio, creando una aglomeración importante debido a la cantidad de cadáveres que llegaron en cuestión de horas.
El cementerio tuvo varias ampliaciones y reformas desde 1.947 hasta 1.992 fecha en la que dejaron de enterrarse personas por falta de espacio y comienza de forma puntual el traslado de restos humanos por parte de los familiares al cementerio de Chiclana.
En 1.997 el ayuntamiento firma un acuerdo con la Mancomunada y con la empresa Cemabasa que se encargaría del cementerio de San José y de agilizar el traslado de los restos óseos a la Mancomunada de Chiclana.
En el año 1.999 trasladan 3.816 unidades al cementerio de Chiclana, algo más de un 10% de los restos humanos, actualmente en el traslado se habla de cifras que superan el 90%. A medida que quedaban vacías las paredes con nichos las iban derrumbando, lo que a dado un aspecto al cementerio un tanto insólito.
La empresa Cemabasa está construyendo en la Mancomunada de Chiclana una pirámide conmemorativa del cementerio de San José, en la cúspide irá un Ángel de 3 metros de altura fundido en bronce y en el interior de la pirámide inscribirán más de 250.000 nombres de vecinos gaditanos que fueron enterrados en el cementerio de San José durante los dos siglos que estuvo activo.
El cementerio de San José debería haber cerrado sus puertas a finales del año 2.005 pero debido a la construcción de la pirámide conmemorativa que están construyendo en el cementerio de Chiclana el cierre se efectuará en este año 2.007, de echo la mayoría de restos se encuentran ya en Chiclana, muchos familiares de forma voluntaria fueron trasladando los restos de sus seres queridos a otros cementerios, la mayoría de los que permanecen aun en San José son restos del siglo XIX y que no se han localizado a sus familiares.
En la actualidad si entramos por la puerta del cementerio podemos leer un cartel que prohibe la entrada al lugar los días de viento o después de tormentas o fuertes lluvias, esto se debe al riesgo de derrumbamiento que existe por el estado ruinoso de algunas zonas del cementerio, siendo esta una de las causas por las cuales decidieron el traslado de los restos a otros cementerios en el año 1.999.
El lugar donde está actualmente el cementerio San José se convertirá en el parque del descanso, una zona verde pública para el disfrute del ciudadano que conservará la Capilla, en memoria de aquellos que recibieron allí el descanso eterno por parte del Sacerdote.
Al parecer en 2.006 empezaron a suceder escalofriantes acontecimientos, o al menos, en este año uno de los ex-vigilantes del cementerio de San José afirmó haber presenciado un sinfín de apariciones, y que sus compañeros habían presenciado otras tantas conexiones con los difuntos.
En un momento de descanso, contó el ex-vigilante, que notó unas fuertes palmadas en la espalda, y cuando se giró para comprobar si alguno de sus compañeros se encontraba detrás, se dio cuenta de que se hallaba completamente sólo. Segundos después, objetos comenxaron a moverse por todo el recinto, volando delante de sus ojos.
Cuenta que en otra ocasión vio al final de uno de los pasillos a un joven con pantalones vaqueros y camisa que le hacía un gesto con la mano indicándole que lo siguiera. El vigilante, creyendo que le pedía ayuda para alguien que se había desmayado, o que el muchacho estaba perdido, trató de seguirlo, pero en un momento en que giró la vista, el chico había desaparecido. Tras recorrer el largo pasillo por el que el chico se había perdido, comprobó que la fotografía de una de las lápidas mostraba la cara del mismo joven que acababa de ver, con la misma ropa que había visto.
Otro escalofriante suceso vivido por el ex-vigilante fue la llamada de su primo muerto en 1.987, que gritaba su nombre desde una escalera existente junto al nicho en el que reposaba.
Sombras, voces, nubes flotantes con silueta de persona... todo un sinfín de extraños sucesos y presencias que inquietaron al testigo de todos ellos.
En cuanto a la capilla del cementerio, cuenta con una losa bajo la que está enterrada una monja, muerta en el año 1805, se trata de la losa que aparece en la fotografía. Cuenta nuestro protagonista que cuando se posicionaba sobre la misma, para encender las velas de la capilla, la losa comenzaba a temblar haciéndole moverse, hasta que el vigilante rezaba unas oraciones. Comenta en tono humorístico que en ocasiones llegó a pedir permiso a la Santa antes de pisar la losa.
Sobre la losa aparece la estatua de un Cristo al que Alfonso, el vigilante, dice haber visto cambiar de color, sangrar por el costado en que tiene incrustada la lanza; a la vez que las velas que él iba encendiedo se apagaban solas o al revés, las velas que apagaba volvían a encenderse como por arte de magia.
EN cuanto a las pruebas psicofónicas realizadas, según el estudioso Miguel Ángel Segura, en todos se obtuvieron resultados satisfactorios, voces de ultratumba, imágenes captadas con fotografías en las que se revelaban sombras que no pertenecen a nadie...
La historia pone los pelos de punta, si queréis escuchar la entrevista realizado por Miguel Ángel Segura al ex-vigilante, la tenéis disponible en www.enigmasdelmisterio.k25.net

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